EL HOMBRE, EL MENSAJE, EL MONSTRUO
El cristianismo era el último producto del sincretismo religioso en el mundo antiguo. Su surgimiento no le debía nada a un santo carpintero. Ni alguna vez hubo una sola cristiandad, originado de un único fundador, divino o carismático. Fuera del entorno de la religiosidad que infecto el mundo romano, surgieron decenas de competencia y conflicto de Jesús, el Dios Sol y los cultos de misterio.