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El Cinturón de Nanjing que no debería existir

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El Cinturón de Nanjing es una colección de piezas metálicas que formaban parte de un cinturón decorativo de algún tipo, y fue descubierto en una tumba en 1952 en torno a un esqueleto. La tumba y el cuerpo databan de la dinastía Jin, lo que nos remonta al siglo 3 de nuestra era.

Se pudo establecer el nombre del ocupante a través de una inscripción. Se trataba de un tal Zhou Chou, un general y noble que murió luchando contra los tibetanos.


El objeto hallado parecía ser un cinturón más de los ya encontrados en otras excavaciones arqueológicas de la zona. Pero los problemas surgieron cuando los expertos sacaron el cinturón de Zhou y lo analizaron en un laboratorio.

El cinturón incluía unas veinte piezas de metal, que presumiblemente se habían unido al cuero ahora podrido, y cuatro de ellas estaban compuestos por un 85% de aluminio puro, siglos antes de que se conociera la existencia de este metal.



Según la ciencia, los chinos de aquella época no eran capaces de fabricar o forjar el aluminio. Hasta hace menos de dos siglos no se conocía ningún método para producir de forma fiable aluminio puro en una cantidad significativa.

Hay que recordar que el aluminio no aparece solo en la naturaleza. Los europeos tuvieron que esperar hasta principios del siglo XIX para saber cómo aislar esta útil sustancia, e incluso entonces el aluminio que se obtenía distaba mucho de ser puro.

Los historiadores chinos estaban comprensiblemente desconcertados. Ellos llegaron a la conclusión que las cuatro piezas eran, efectivamente de aluminio. El problema entonces no era metalúrgico sino arqueológico.


Si eran auténticas, ¿eran reliquias de la dinastía Jin, o provenia de una época distinta?

Esta cuestión fue abordada en Occidente por tres estudiosos de la Universidad de Saint Andrew, llegando a la siguiente conclusión.


El examen de los datos termodinámicos para este proceso en términos de diagramas de Ellingham demuestra inequívocamente que, la temperatura requerida para este proceso es muy superior a la posible con la tecnología de la dinastía Jin, por lo que los hallazgos no pueden ser auténticos.

A falta de argumentos, los científicos sugirieron que el aluminio había sido incluido con los otros fragmentos del cinturón como una broma pesada en el momento de la excavación, pero que la broma se les fue de las manos. eso es todo.

Otros sugirieron que los chinos podrían haber sido capaces de extraer el aluminio del suelo o de las rocas. Si este fuera el caso, deberíamos haber encontrado más objetos de aluminio de esa época.


Por lo tanto, es posible que las piezas de aluminio daten en realidad de una fecha muy anterior, cuando una sociedad altamente tecnológica era capaz de extraer y procesar el aluminio. Una vez perdidas, fueron encontradas durante el siglo III. Para la gente de esa época las piezas de aluminio estaban compuestas por un metal desconocido y misterioso. Por lo tanto, es probable que se abrieran paso en la escala social y que acabaran siendo entregadas a su gobernante, que las incorporó a su propio cinturón, junto con otras piezas de plata.

Desafortunadamente, el objeto era aparentemente tan controversial para algunos, que ha desaparecido de la vista del público. Posiblemente, para siempre.


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